La formación de mujeres STEM, el reto para un futuro tecnológico más inclusivo

Por Mar Villasante

El desarrollo de los algoritmos y la inteligencia artificial son claros ejemplos de la importancia de corregir la desigualdad de género que existe en las disciplinas STEM y de evitar que aumente una brecha que tiene serias consecuencias económicas y sociales. Una misión que pasa por despertar las vocaciones y promover el acceso de las jóvenes a estos estudios.

mujeres STEM

Con solo 17 años, María Andresa Casamayor de La Coma publicaba en 1738 su Tyrocinio Arithmetico, primer libro de ciencia escrito por una mujer española que todavía se conserva, aunque firmado bajo el pseudónimo masculino de Casandro Mamés de La Marca y Araioa. Se podría decir que mujeres y ciencia han tenido una relación cuando menos complicada. La situación ha cambiado, y mucho, pero los datos muestran que todavía queda camino por recorrer. 

Sin ir más lejos, el último Informe PISA, correspondiente a 2022 y que mide los conocimientos y competencias de los jóvenes de 15 a 16 años (4.º de la ESO), confirma ya una brecha de género en matemáticas, donde los estudiantes masculinos obtienen mejores resultados que las estudiantes femeninas con una diferencia de 10 puntos, mientras que ellas les superan en lectura por 25 puntos. Si bien las diferencias son menos acentuadas en ciencias, este propio informe advierte de las consecuencias a largo plazo en las disparidades de género y señala, en este sentido, que la subrepresentación femenina entre el alumnado de rendimiento alto en ciencias y matemáticas puede explicar, en parte, la persistente falta de mujeres en las carreras STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), que a menudo se encuentran entre las profesiones mejor pagadas. En concreto, el estudio Annual Report 2023, de STEM Women Congress, revela que únicamente el 7% de las mujeres españolas se dedica a este tipo de actividades profesionales. 

El informe Igualdad en Cifras 2023, elaborado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional con datos de 2020-2021, constata estas diferencias en las disciplinas científico-tecnológicas tanto en los cursos de Bachillerato (47,7% de mujeres y 52,3% de hombres) como en los de Formación Profesional: si atendemos al ciclo superior, podemos encontrar un 4,2% de mujeres en instalación y mantenimiento o un 13,4% en informática y comunicaciones. Mientras que en los grados universitarios las mujeres representan un 14% de las matriculaciones en Informática y un 29,5% en Ingeniería. 

Cora de Diego: «Las iniciativas de formación continua están incorporando enfoques inclusivos»

En la raíz de esta situación se encuentra el hecho de que apenas un 0,7% de las adolescentes se muestran interesadas en estudiar un grado en las disciplinas STEM, lo que se traslada después al mercado laboral, donde solo el 16% de estos profesionales son mujeres, de acuerdo con el estudio El ámbito de las STEM no atrae el talento femenino, del Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”. «El abordaje de estos temas es complejo y las acciones en un área concreta tienen poco impacto si faltan referentes femeninos asociados a las áreas STEM», señala Maribel González Vasco, catedrática de Matemáticas en la Universidad Carlos III de Madrid, quien considera fundamental que las niñas y adolescentes normalicen la presencia de mujeres en estos campos. 

Otra de las causas de esta diferencia es externa al sistema educativo y propia de nuestro contexto sociocultural, en el que los roles de género se imponen en los niños y las niñas desde edades tempranas. Una investigación publicada en Frontiers in Psychology demostró cómo, aún hoy en día, los estereotipos clásicos siguen marcados entre menores de entre 4 y 9 años. Por poner un ejemplo, ante diferentes fotografías de personas desconocidas, un 70% de los menores que formaron parte de la investigación eligieron a un hombre como «muy inteligente» frente a mujeres.

Además, la baja representación de las mujeres en la ciencia agudiza la ausencia de referentes para las más jóvenes en una etapa crítica como es la elección de los estudios futuros, advierte Verónica Salgueiriño, catedrática de Física Aplicada en la Universidad de Vigo, y tiene dos importantes consecuencias: «Por un lado, una gran brecha salarial, ya que será mucho mayor la proporción de hombres en los puestos en los que se toman decisiones y que son los mejor remunerados; por otro lado, que los resultados de esas decisiones, tomadas con perspectiva masculina, perpetuarán aún más las diferencias, sesgos y discriminaciones por género».

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Cambio de tendencia

Según los datos del Gender Monitor que recoge la Fundación CyD, hay un 36% de alumnas matriculadas en áreas STEM (frente a un 56% en el conjunto de los títulos de grado), un 30% de personal docente e investigador (43 % en el conjunto) y un 23% de catedráticas (25% en el resto). Por ámbitos de conocimiento, biología (62%), química (55%) y arquitectura (50%) son los que tienen mayor presencia de mujeres en las aulas, mientras que ingeniería informática (14%), ingeniería mecánica (17%) e ingeniería eléctrica (19%) son las que menos matriculadas tienen.

Para Cora de Diego, Technology Business Manager en HAYS España, la más bien reciente incorporación de las mujeres a este ámbito laboral se traduce en una menor representación femenina en las posiciones directivas y, por lo tanto, implica una mayor brecha salarial: solamente un 37% de los hombres vinculados a profesiones STEM tiene un salario inferior a 30.000 euros brutos/anuales, frente a un 48% de las mujeres, según revela la Guía del Mercado Laboral 2023

Solo un 22% de los profesionales de la inteligencia artificial son mujeres, un campo en el que se plantean importantes desafíos éticos y sociales

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Por este motivo, hacen falta más esfuerzos tanto en el mundo empresarial, para potenciar roles de mujeres en altos cargos, como en las instituciones educativas, para motivar y facilitar la matriculación femenina, sin olvidar la necesidad cultural de inculcar unos valores en igualdad a los más pequeños desde edades tempranas, combatiendo los estereotipos que hoy en día continúan presentes en la sociedad. Pero también hacen falta alianzas público-privadas que ayuden a revertir esta situación. Alcanzar una mayor presencia de las mujeres en los espacios tecnológicos implica un cambio cultural sobre los papeles que ocupan mujeres y varones en el mundo social y productivo.

Dicho esto, se empieza a palpar un cambio de tendencia en el mundo empresarial, donde cada vez hay más planes de atracción y retención del talento que adoptan una perspectiva de igualdad y paridad de género, con estrategias específicas que pasan por programas de mentoría, becas o políticas de diversidad e inclusión. «Además, las iniciativas de formación continua están incorporando enfoques inclusivos que abordan las necesidades y desafíos que enfrentan las mujeres en su desarrollo profesional en estas áreas», puntualiza De Diego.

Así ocurre con el programa Aprendices, de Amazon, que suma un 40 % de participación femenina desde su puesta en marcha en 2020. Su responsable, Marta Casasayas, destaca el objetivo de «incrementar la diversidad de género en profesiones técnicas desde la base, atraer talento en etapas tempranas y contribuir al desarrollo profesional de todas las personas que sienten pasión por este tipo de especialidades». La iniciativa consiste en una formación teórico-práctica remunerada que durante un año forma a futuros técnicos RME (fiabilidad, mantenimiento e ingeniería, por sus siglas en inglés). Tras una primera fase teórica, en la segunda los participantes se incorporan a un centro logístico para poner en práctica lo aprendido y trabajar de forma conjunta con los profesionales de Amazon. De esta forma, todos tienen la posibilidad de sumarse a programas referentes en los ámbitos de mantenimiento y automatización industrial, informática, de seguridad y de salud.

La adaptación de la oferta formativa a las nuevas realidades y necesidades socioeconómicas debe responder a un cada vez más vertiginoso desarrollo tecnológico. La catedrática González Vasco recuerda que «el peso de la formación continua para profesionales en estos ámbitos debe seguir creciendo en los próximos años, de forma que podamos abordar los retos tecnológicos y éticos que se avecinan», como la irrupción de la inteligencia artificial: un campo en el que solo un 22 % de los profesionales son mujeres, de acuerdo con el Foro Económico Mundial. 

A medida que se va tomando conciencia sobre los sesgos de género de los algoritmos y demás desarrollos tecnológicos, «algunas mujeres pueden sentirse más atraídas por el reto de “humanizar” a una inteligencia artificial o analizar hasta qué punto puede una inteligencia aprender a comportarse de manera compasiva o empática», apunta González Vasco, quien considera que «este tipo de problemas frontera entre la psicología y la informática resultan atractivos para las estudiantes más jóvenes».

Las posibilidades en el ámbito de la inteligencia artificial son inmensas, pero dependen de cómo aprendan y se entrenen estas tecnologías, diseñadas para extraer información y patrones de ejecución y reproducirlos. «Los grandes retos y los pequeños desafíos siempre se abordarán mejor si se cuenta con ambas perspectivas, la femenina y la masculina», concluye la catedrática Salgueiriño. El objetivo, por tanto, implica que los ámbitos público y privado diseñen planes a medio y largo plazo para reforzar la estrategia para captar y retener talento femenino y consolidar el papel de la mujer en estos campos.

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