La formación profesional se alza como el motor de una de las mayores fuentes competitivas para las empresas: el talento y el conocimiento.
La formación profesional se alza como el motor de una de las mayores fuentes competitivas para las empresas: el talento y el conocimiento.
¿Qué será de la Humanidad cuando las máquinas puedan realizar el trabajo que hasta ahora desempeñaban las personas?, se preguntan algunos. ¿Quién ha dicho que los robots y la inteligencia artificial vayan a desplazar a los humanos del entorno laboral?, replican otros.
Cada vez es más evidente que la tecnología no va a acabar con el empleo. De hecho, muchos expertos auguran que la reconfiguración del mercado laboral creará nuevos puestos que todavía hoy ni existen y en los que trabajarán las nuevas generaciones. Además, cada vez hay más actividades que las máquinas no pueden realizar, porque requieren una destreza exclusivamente humana: la capacidad de reflexionar, razonar y comprender que permite analizar una situación y aportar una opinión o una solución. El futuro del trabajo es un entorno híbrido en el que máquinas y personas van a convivir, complementando su actividad con el objetivo de alcanzar una mayor productividad y eficiencia.
LUZ RODRÍGUEZ
«HAY QUE GESTIONAR EL TIEMPO DE TRABAJO Y ESTABLECER LÍMITES A LA CONEXIÓN»
Por un lado, es cierto que muchos empleos que conocemos van a desaparecer o a quedar en una minoría. Por el otro lado, las nuevas tecnologías y la revolución digital están dando pie a la aparición de otros donde vamos a necesitar incorporar ese aspecto creativo e innovador característico de las personas, esa capacidad para imaginar y cuestionar que ayuda en la resolución de problemas. En este contexto, las organizaciones no pueden obviar que el futuro del trabajo requiere “un mayor impulso en capital humano”, opina Juan Pablo Riesgo, exsecretario de Estado de Empleo durante el gobierno de Mariano Rajoy. “Las empresas tienen que invertir en skilling”; es decir, en ese continuo aprendizaje de habilidades que permiten desarrollar una fuerza laboral adaptable a las nuevas demandas de mercado.
El conocimiento y el talento son dos de las mayores fuentes competitivas de las empresas y la formación profesional para el empleo se alza como una de las palancas clave para generarlo. Pero para que funcione, “hay que poner al trabajador en el centro, porque nadie mejor que [el propio empleado] para saber qué necesita para poder crecer, adaptarse y avanzar”, añade Riesgo. Por eso, los empleados deben hacer frente al “reto de la empleabilidad [y] mantenerse empleables, formados y capacitados” para poder tener éxito en un mercado cada vez más competitivo.
Según la encuesta Nuevas tendencias laborales en España realizada por Amazon en colaboración con Ipsos, solo el 35% de las personas que residen y trabajan en España está notablemente satisfecho (un 8 o más en una escala del 1 al 10) con el nivel de formación en su empresa. Es más, la formación se perfila como uno de los aspectos que los españoles creen que sus empresas deberían mejorar y al que dan bastante importancia en el que sería su trabajo ideal. ¿Qué iniciativas pueden implantar las empresas para mejorar la formación y el desarrollo de oportunidades de sus empleados? Programas corporativos que ofrezcan a todo el mundo la oportunidad de aprender nuevas habilidades y desarrollar una carrera es una de las mejores medidas. En el caso de Amazon, van un paso más allá y han puesto en marcha Career Choice, un programa innovador cuyo objetivo es mejorar las cualificaciones profesionales de sus empleados para que puedan aplicarlas, incluso, en un futuro fuera de la compañía. Junto a este, el Programa de Aprendizaje forma a sus empleados –tanto en la teoría como en la práctica y siempre remunerados– para que se conviertan en técnicos expertos en mantenimiento logístico. Una iniciativa que, además, sirve a la compañía para dotar a su departamento de mantenimiento de una cantera técnica.
JUAN PABLO RIESGO
«HAY MUCHO QUE MEJORAR PARA ADAPTAR LA OFERTA FORMATIVA A LAS NECESIDADES DE LAS EMPRESAS»
Junto a las empresas, los gobiernos y administraciones públicas son otra palanca de cambio fundamental para avanzar en educación. “Hay mucho que mejorar [a la hora de] adaptar la oferta formativa a las realidades y necesidades de las empresas”, considera Riesgo. Una de las propuestas que pone sobre la mesa es una “reducción del IRPF por inversión en capital humano”. Supongamos que una persona quiere invertir 5.000 euros en su formación –pone como ejemplo–, entonces, podría ser que percibiera una reducción de sus impuestos o incluso que recibiera un porcentaje en financiación de forma pública. Y lo mismo se podría aplicar a las empresas: “Reducciones fiscales por inversión en formación”, propone. Los incentivos económicos siempre son un efectivo motor.
En la línea de ayudas financieras, considera que los fondos europeos Next Generation son una buena oportunidad para fomentar la empleabilidad de los empleados o incluso poner en marcha políticas de flexiseguridad. Sea como fuere, todos coinciden en un punto fundamental: “Se necesita una gran estrategia pública [al respecto]”, tal y como sostiene Luz Rodríguez, que fue secretaria de Empleo durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Porque, aunque reconoce que “la empresa tiene que tener un papel fundamental en la formación de su plantilla”, es innegable que “la formación a la ciudadanía debe estar vinculada al mercado de trabajo”.
Cuando hablamos del mercado laboral y del futuro del trabajo, conviene no obviar que, junto a una formación de calidad y el desarrollo de oportunidades profesionales, ofrecer a los empleados la posibilidad de tener una vida personal de calidad es otro aspecto fundamental.
Como dice Manuel Pimentel, editor de la editorial Almuzara y exministro de Trabajo, el trabajo nos integra, nos realiza, nos hace sentir útiles. Pero el empleo, además de un salario digno, debe permitir vivir una vida plena en la que las personas podamos cumplir con nuestras expectativas, tanto profesionales como personales. Por eso, la conciliación de estas dos esferas es uno de los objetivos prioritarios en el mundo laboral.
De hecho, la encuesta Nuevas tendencias laborales en España revela que para la mayoría, el trabajo es más que solo una fuente de ingresos: alrededor del 70% busca un equilibrio con su vida personal. Sueldo y estabilidad son dos factores clave, pero también flexibilidad y tiempo libre. Es decir, se valoran empleos bien remunerados, que ofrezcan garantías y donde sea fácil conciliar la vida personal con la profesional.
EL FUTURO DEL TRABAJO REQUIERE UN MAYOR IMPULSO EMPRESARIAL EN CAPITAL HUMANO
Las empresas líderes están poniendo el foco en implantar medidas realistas de flexibilización horaria o teletrabajo como manera no solo de atraer y retener el talento, sino de proporcionar a sus equipos un entorno laboral que les permita realizarse como personas, más allá de su rol como empleados. “Hay una gestión de forma más autónoma del tiempo de trabajo, pero hay que establecer límites a la conexión”, plantea Luz Rodríguez, exsecretaria de Empleo. Por eso, “el derecho a desconectar es otro asunto sobre el que hay que debatir”, urge. Y es que, desde su punto de vista, la desconexión laboral es un derecho que emerge en el mundo del trabajo debido al papel que juegan las nuevas tecnologías, la digitalización y la robotización. Que ahora los trabajadores respondan a correos de trabajo desde el teléfono móvil no implica que tengan que hacerlo en el preciso momento en el que llegan a la bandeja de entrada, sin importar qué hora sea o dónde estén. Porque el objetivo prioritario de la sociedad (gobiernos, empresas y ciudadanía) debe ser buscar nuevas formas de trabajo y relaciones laborales que permitan alcanzar el equilibrio entre la vida personal y profesional.